Review of TTArtisan 11mm F2.8

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TTArtisan 11 mm f2.8: prueba de campo

 

From Photolari
By Iker Morán
2020.10.27

 

 

 

 

 

Últimamente nos ha dado por los objetivos raros. O extremos, o singulares o como queramos llamarlos. El caso es que tras probar el Laowa 12 mm f2.8 y decir que era uno de los angulares más extremos del mercado para formato completo, en TT Artisan estuvieron al quite y nos hicieron llegar una unidad de su 11 mm f2.8 para Sony FE.

Otro angular extremo rectilíneo para formato completo a un precio muy ajustado y que, aunque con una filosofía muy diferente del citado Laowa, también quiere seducir a los amantes de las imágenes que ofrecen este tipo de ópticas.




Así que lo hemos montado en una Sony A7 III y durante unos días hemos estado jugando con él e intentado comprobar si tiene sentido una óptica así o tras los primeros disparos una focal así acaba cansando.


Diseño y construcción


En el vídeo os contamos el pequeño culebrón alrededor de esta marca y sus parecidos razonables en nombre y ópticas con 7 Artisans, así que no lo repetiremos aquí. Si alguien tiene curiosidad, ahí está lo poco que es posible saber sobre ambas compañías.




A los potenciales compradores seguro que les interesa mucho más saber que estamos ante una óptica de consutrucción metálica, tamaño moderado y que pesa unos 450 gramos. Contundente entre las manos, la bayoneta no cuenta con ningún tipo de conexión así que toca trabajar en manual y sin comunicación con el cuerpo de la cámara.



El diafragma se mueve entre f2.8 y f16 con un anillo continuo, sin clics que nos indiquen el cambio de apertura. Algo que puede tener su gracia en vídeo pero que para foto no es muy buena idea.




El enfoque, claro, es también manual, con una distancia mínima de 17 milímetros que combinado con la cobertura de 180 grados permite conseguir fotografías muy llamativas.



A priori con un 11 milímetros todo está a foco, pero nunca está de más echar mano del peaking focus que ofrece la Sony o ampliar la zona enfocada para evitar sustos después de disparar al comprobar que, por ejemplo, el enfoque estaba a infinito y lo que nos interesaba ocurría mucho más cerca.


En busca de una línea recta


Y es que, si no se está acostumbrado, no es fácil trabajar con una óptica totalmente manual como esta y con una focal tan extrema. Y más si no asumimos que en un 11 milímetros las líneas rara vez estarán rectas y que la distorsión será muy acusada en los bordes.





Es verdad que en cuanto a detalle y nitidez este TT Artisan sorprende, dado el precio y el tipo de objetivo. Nadie espera milagros de un ojo de pez como este, pero la verdad es que aguanta muy bien el centro y las esquinas cerrando un poco tienen cierto pase.

El viñeteado está relativamente bien controlado, los reflejos sólo serán un problema si la fuente de luz o el sol son laterales, aunque también eso puede tener su punto creativo.



Pero hay que tener claro que si con Laowa 12 mm f2.8 hablábamos de un angular extremo que buscaba la distorsión mínima, aquí hay que olvidarse. La filosofía es otra y aquí de lo que se trata es de jugar con esos efectos y con la curvatura de las esquinas  y sacarle partido en foto de naturaleza, arquitectura, urbana…



Por supuesto se puede intentar corregir esa distorsión a posteriori o trabajar con una cámara APS-C (será un 16 milímetros en ese caso) pero lo cierto es que resulta mucho más interesante asumir que tenemos entre manos un ojo de pez, con todo lo que eso conlleva.

Aunque en algunos sitios se habla de un precio de 260 dólares, en realidad a esa cifra falta por añadir transportes e impuestos. Vaya que, al menos en Europa, lo habitual es encontrarlo entre 350 y 400 euros, lo que también es un muy buen precio.



Al menos para quienes tengan claro que se están comprando un objetivo extremo y singular del que cabe esperar resultados en esa misma línea.